Mindfulness como estrategia para trabajar el enojo, la hostilidad y la agresión.
Recientemente se ha encontrado una asociación importante entre la rumiación (pensamientos repetitivos e incontrolables sobre experiencias negativas internas o externas) y la hostilidad, el enojo y la agresión. Específicamente se ha encontrado que la rumiación exacerba el enojo, incrementa la hostilidad y sensibiliza a las personas ante situaciones de “provocación” lo que a su vez se ha relacionado con conductas agresivas. Esta relación sugiere que una vía para disminuir el enojo, la hostilidad y las conductas agresivas, implicaría disminuir la rumiación.
En este contexto, mindfulness (atención plena) constituye una propuesta potencial para trabajar con estos pensamientos repetitivos e incontrolables relacionados con el enojo, la hostilidad y la agresión.
Uno de los componentes de mindfulness (atención plena) es la atención al momento presente; es decir, experimentar aquello que ocurre en el momento evitando pensar en el pasado o en el futuro. Un segundo componente es el no juicio; es decir, el aceptar la experiencia sin hacer alguna evaluación de ésta. Esta actitud de ecuanimidad ante cualquier emoción o pensamiento que surja y la atención que se tiene en el presente ayuda a disminuir la rumiación y a evitar etiquetar las experiencias como “buenas o malas”. En este sentido, las personas que practican mindfulness (atención plena) tienen un pensamiento más flexible y menos repetitivo.
Algunos estudios como el de Borders, Earleywine y Jajodia (2010) han encontrado que la rumiación es, precisamente, un mediador entre mindfulness (atención plena) y la hostilidad, el enojo y la agresión verbal. Sin embargo, el campo de estudio en esta área es reciente y aún se necesitan realizar más investigaciones al respecto.
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