Estándares para la enseñanza de Mindfulness

Instituto Mexicano de Mindfulness

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Autor: Dr. Eric López Maya

En este documento se presentan los estándares de enseñanza que deben reunir los instructores de mindfulness y prácticas contemplativas en general, así como los criterios mínimos específicos, o de primer orden, propuestos desde un punto vista integral, ético y profesional.

La creación de estos estándares surge, por un lado, de un profundo respeto hacia las necesidades de nuestros alumnos y clientes, y por otro lado de un compromiso ético y profesional por mantener la integridad de esta naciente disciplina, así como de nuestra experiencia y trayectoria.

A lo largo de los más de 20 años de experiencia personal y profesional en el campo de mindfulness, he adquirido el compromiso de salvaguardar la integridad y apego a los principios de esta disciplina, en primer lugar practicando y formándome en las instituciones más reconocidas del campo y posteriormente al enseñar, investigar y entrenar a profesionales en mindfulness en varias partes del mundo.

Para empezar, la creciente popularidad de mindfulness está permitiendo dar a conocer esta práctica en ambientes que nadie se habría imaginado. El resultado de este crecimiento ha sido, en muchos casos, muy benéfico para los involucrados. En la medida en que mindfulness continúe popularizándose, se convertirá en un importante instrumento de cambio social, siempre y cuando se enseñe de manera adecuada y competente.

Además de la creciente demanda por intervenciones basadas en mindfulness, probablemente una de las razones por la que el número de personas que se creen capacitadas para enseñar mindfulness o que se autodenominan instructores o facilitadores ha aumentado notablemente es que esta práctica es en apariencia muy sencilla de enseñar y practicar. Por supuesto, no necesitamos más de 5 minutos para darnos cuenta de lo difícil que es intentar mantener nuestra atención en la respiración, por ejemplo, aunque literalmente toma años darse cuenta de las profundas implicaciones psicológicas, emocionales y espirituales que esta práctica puede tener en nuestras vidas y las de otras personas, por lo que es necesario contar con herramientas para poder orientar, acompañar y asesorar a los practicantes de mindfulness sin crear perjuicio y optimizando los beneficios que pueden obtener.

Mindfulness es engañosamente simple y esta aparente simplicidad ha llevado a muchas personas a autoproclamarse “instructores” o “maestros” de mindfulness sin que cuenten con la comprensión y formación suficiente en el tema. Ante la falta de regulación y criterios que existe actualmente, es necesario normar las competencias mínimas que todo instructor de mindfulness debe tener, dada la proliferación de programas e instructores que no cuentan con las credenciales adecuadas, además de las potenciales consecuencias negativas para los participantes y el buen nombre de este campo ante este hecho. Este problema de falta de regulación profesional también existe en otras áreas de servicios en salud mental y capacitación, por lo que no es exclusiva del mundo de mindfulness.

Asimismo, quienes enseñan mindfulness tienden a tratar constantemente con personas que depositan su confianza en el instructor y que en ocasiones se encuentran en un estado de vulnerabilidad psicológica y/o física , a veces sin tener una visión crítica en cuanto a su formación o conciencia del daño psicológico que puede causar un facilitador sin preparación. Es por ello que las implicaciones éticas y profesionales de este trabajo deben quedar claras para el instructor, quien es responsable de la calidad de sus servicios.

Los siguientes criterios son indispensables para toda persona que quiera enseñar mindfulness a otros de manera ética y profesional. Estos criterios tienen algunos puntos en común con propuestas que se han hecho en otras instituciones, principalmente en Estados Unidos y el Reino Unido, aunque esta propuesta es independiente, ya que las características socioculturales en los países de Iberoamérica son distintas, así como el perfil profesional del instructor.

Los criterios están divididos en 4 áreas funcionales (ver figura 1), las cuales son indispensables como características mínimas y necesarias de competencia, es decir, toda persona que enseñe mindfulness como elemento didáctico central de su intervención debe cumplir con todos los puntos que se exponen a continuación, de lo contrario sus competencias no serían las adecuadas para impartir mindfulness de manera profesional y ética:

Los criterios están divididos en 4 áreas funcionales (ver figura 1), las cuales son indispensables como características mínimas y necesarias de competencia, es decir, toda persona que enseñe mindfulness como elemento didáctico central de su intervención debe cumplir con todos los puntos que se exponen a continuación, de lo contrario sus competencias no serían las adecuadas para impartir mindfulness de manera profesional y ética:

Figura 1. Componentes de los estándares de enseñanza para instructores de mindfulness (habilidades de primer orden).

Hacia una definición operativa del instructor de mindfulness

A manera de conclusión, estos son los criterios mínimos de competencia para instructores de mindfulness:

Habilidades de segundo orden

En el caso de modelos o cursos ya establecidos, como el modelo MBSR de la Universidad de Massachusetts, MBCT, MAPs u otros cursos similares, es necesario que quienes los enseñen estén certificados por instituciones acreditadas, de lo contrario estarían incurriendo en una falta ética significativa en términos de no cumplir con los lineamientos establecidos por las instituciones correspondientes para enseñar sus modelos.

Las habilidades para enseñar estos cursos implican capacidades de segundo orden, las cuales se desarrollan a través de los criterios específicos de cada institución. Estas habilidades suponen que el instructor cuenta ya o desarrollará durante su formación competencias y credenciales específicas correspondientes a cada intervención. Por ejemplo, quienes enseñen terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT) deberán ser de preferencia terapeutas con experiencia clínica, y así sucesivamente.

Finalmente, cabe mencionar que los criterios que aquí se enuncian satisfacen plenamente lo que en la mayoría de las Universidades y centros de educación superior se consideran también como criterios mínimos de competencia. La creación de estos estándares representa una contribución a favor de todos los que trabajan de manera seria, ética y comprometida en el campo de mindfulness y que además vela por ofrecer la más alta calidad de servicio a las personas e instituciones que buscan intervenciones basadas en mindfulness.

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